Patrimonio artístico e industrial

El arte, la ingeniería y el paisaje se unen en la Central Hidroeléctrica de Salime, símbolo del progreso y la cultura del agua en Asturias.

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Nuestro legado

Arte e ingeniería en perfecta armonía

La Central Hidroeléctrica de Salime, gestionada por Saltos del Navia, C.B., es mucho más que una obra de ingeniería: es un referente del patrimonio industrial y artístico español.

Concebida por Joaquín Vaquero Palacios y su hijo Joaquín Vaquero Turcios, la central integra arquitectura, escultura y pintura mural en un conjunto único donde la técnica se convierte en expresión cultural.

Sus murales, relieves y edificios auxiliares reflejan la visión de una época que entendía la energía como fuerza creadora, transformando el paisaje del río Navia en una obra de arte viva.

Visitas guiadas a la Presa de Salime

Descubre su historia, arte e ingeniería en una visita gratuita y guiada. Jueves laborables a las 11:00 h, con reserva previa.

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El Mural de la Sala de Turbinas

La gran obra de Joaquín Vaquero Turcios —pintor, escultor y arquitecto— domina el interior de la sala de turbinas.

Este mural monumental, realizado en técnica mixta sobre cemento y hierro, narra visualmente las fases de construcción del salto, desde la cimentación de la presa hasta la puesta en marcha de los generadores.

Su fuerza plástica y su lenguaje simbólico reflejan la épica del trabajo colectivo y el dominio de la naturaleza por el ser humano.

En 2006, el artista fue nombrado Hijo Adoptivo de Grandas de Salime, en reconocimiento a esta obra emblemática.

Actualmente, el mural se encuentra en proceso de declaración como Bien de Interés Cultural (BIC).

Relieves y Escultura Exterior

En el exterior, Joaquín Vaquero Palacios integró relieves escultóricos en hormigón que transforman la fachada de la central en un manifiesto de arte industrial.

Las figuras geométricas y simbólicas —olas, rayos, engranajes, torsos humanos— representan el flujo del agua, la energía y el esfuerzo humano.

Estas obras refuerzan la identidad visual del edificio, convirtiéndolo en un ejemplo único de arte público funcional.

Arquitectura y Diseño

La arquitectura del conjunto combina la racionalidad estructural con una profunda sensibilidad estética.
El reconocido arquitecto, pintor y escultor Joaquín Vaquero Palacios diseñó una central a pie de presa, incrustada en la roca y perfectamente adaptada al terreno, que destaca por su lenguaje moderno y monumental.

El edificio principal impresiona por su volumen macizo, el ritmo de los vanos verticales y la armonía entre el hormigón y el paisaje natural del río Navia, integrando la obra de ingeniería en el entorno con una belleza singular.

Además, Vaquero Palacios proyectó los elementos complementarios del conjunto, como la Casa de Dirección, las viviendas del personal técnico, almacenes y talleres, configurando un auténtico poblado industrial autosuficiente, modelo de planificación de su tiempo.

Entre las instalaciones que Saltos del Navia conserva en la población de Grandas de Salime, destacan especialmente las antiguas oficinas o Casa de Dirección, un edificio singular levantado durante la construcción del Salto de Salime, testimonio de la visión artística y funcional de Vaquero Palacios.

El Entorno del Salto

El Salto de Salime se sitúa en un enclave natural privilegiado, donde el río Navia atraviesa un profundo valle rodeado de montañas.

La monumentalidad de la presa y el embalse contrasta con la serenidad del entorno, creando una imagen icónica del paisaje asturiano.

El embalse de Salime, con una capacidad de 265 hm³ y una superficie de 685 hectáreas, es el mayor de Asturias y una fuente esencial de regulación hídrica y energía renovable.

Este equilibrio entre tecnología y naturaleza ha convertido el conjunto en un recurso de turismo industrial, cultural y paisajístico, visitado cada año por centenares de personas a través de las visitas guiadas oficiales.

Construcción de la presa y la central

El Salto de Salime se construyó entre 1946 y 1955, a partir del proyecto desarrollado por la oficina técnica del Banco Urquijo, responsable del diseño y dirección general de la obra.

Fue una de las mayores hazañas de la ingeniería hidroeléctrica española, ejecutada en un entorno montañoso de gran dificultad.

Cientos de trabajadores participaron en la creación de una presa de 128 metros de altura y una central capaz de transformar la fuerza del río Navia en energía renovable.

El primer grupo generador comenzó a producir electricidad en 1953, marcando el inicio de una nueva etapa para la energía en Asturias.